Oscilaciones amplias
Oscilar con el cuerpo nos ayuda a disminuir las tensiones, mejorando nuestra visión natural. Ayudándonos a liberarnos de malas costumbres, como la fijeza. Amplían el campo visual y aumentan la percepción del movimiento mientras miramos. Si podéis, salid y haced oscilaciones al aire libre. Poneos de pie, piernas relajadas, los pies ligeramente abiertos y los brazos extendidos a lo largo de las caderas. Hacéis un gran suspiro o bien un bostezo o dos para relajar vuestros músculos, sobre todo aquellos del cuello y de los hombros. Las oscilaciones deben hacerse girando suavemente de derecha a izquierda, ahora desplazando el peso sobre un pie sobre el otro, sin levantarlos nunca del suelo. La cabeza y el cuello siguen el movimiento del cuerpo, los brazos se mueven a lo largo de las caderas, la respiración lenta recalca el ritmo. ¡Las oscilaciones son amplias pero tranquilas, recordad que no estamos haciendo stretching! ¿Y vuestros ojos? Abiertos suavemente, miran el mundo que pasa mientras osciláis, sin que la mirada se pose sobre un punto preciso. Soy como el pincel de un pintor que se mueve sobre la tela, adelante y atrás y de derecha e izquierda. Hacedlo de modo que la observación se desplace dentro de vosotros, aislándonos de lo que os rodea. Parpadeáis, los movimientos se hacen cada vez más amplios y dulces. Cuanto más estéis relajados, más probaréis la sensación que el mundo externo gira alrededor de vosotros. Para ayudaros a alcanzar esta perspectiva, mientras hacéis las oscilaciones alargamos un brazo delante de nosotros, con el dedo índice levantado a la altura de los ojos. Vuestros ojos se posarán perezosamente sobre vuestro dedo, mientras que el resto del mundo gira alrededor de vosotros. Como siempre, es aconsejable acabar una sesión haciendo palming algunos minutos.