Algunos consejos
Algunos consejos, para los padres (por lo tanto, también a mí misma). No pretendo elaborar un decálogo. Sin embargo, hay algunas cosas útiles a tener presentes y que valen también para los mayores:
* No utilizar gafas cuando amamantéis a vuestro niño. El desarrollo de la visión del niño se inicia en el momento en el que abrimos los ojos. Durante la lactancia, los ojos del niño van del seno a los ojos de la madre. Llevar gafas durante la lactancia implica parar el espléndido diálogo entre la mamá y su niño.
* Hacer que los niños duerman en una habitación cuánto más oscura mejor, sobre todo, en los primeros dos años de vida. Evitemos pues, luces difusas y otros manantiales luminosos que utilizamos en sus habitaciones. Se ha demostrado de modo bastante evidente, en un artículo publicado en Nature, la correlación entre miopía y exposición a luces difusas en el dormitorio durante los primeros años de vida.
* No hacerle utilizar gafas de sol. Frecuentemente veo a niños que tapan sus ojos con gafas de sol, aconsejadas por el pediatra. La misma consideración sobre su uso en adultos vale para los niños.
* Estar al aire libre con los niños, sin gafas, el mayor tiempo posible. Hacerlos correr, divertirse, gritar y jugar con los amigos. Una búsqueda patrocinada por el Ministerio de Salud australiano ha destacado que jugar al aire libre de dos o tres horas al día, puede reducir el riesgo de que los niños se vuelvan miopes. Una de las conclusiones de los investigadores es que la luz natural puede favorecer la liberación de dopamina, un neurotransmisor del sistema nervioso central, y que este a su vez impide la deformación del bulbo ocular que acompaña a la miopía. Este estudio, del 2008, confirma las prácticas del método Bates, en los cuales el movimiento y la relajación que acompañan las actividades lúdicas, aparte de la importancia del sunning para la salud de nuestros ojos.
* Reducir al mínimo el tiempo dedicado a la TV, a los ordenadores o a los videojuegos. Cuando emplean estos medios de forma prolongada, ellos asumen costumbres come la fijeza, mantener la respiración, adoptar malas posturas y se excluyen del mundo exterior.
* Usar el optotipo para que el niño lo conozca bien y que se vuelva así un objeto familiar. El dr Bates observó utilizando un retinoscopio que la vista de un niño que mira un objeto desconocido o se prepara a leer una palabra nueva en la pizarra se convierte en miope, aunque el niño sea emétrope en las otras circunstancias. Esto es debido a la tensión de los músculos oculares conexa al esfuerzo de ver algo nuevo. Cuando, en cambio, el niño observa objetos familiares, la tensión y el esfuerzo se desvanecen. Alternar objetos nuevos a otros conocidos ayuda con el tiempo a mantener una actitud relajada cuando se miran cosas desconocidas. Es útil mantener un optotipo siempre colgado a una pared y dejar que el niño se familiarice con ello. Observarlo como un objeto conocido favorece la relajación de los músculos oculares y la visión natural. Ya hemos dicho antes, que muchos enseñantes explicaron como la vista de los niños empeoraba con el progresar del año escolar y que el dr Bates propuso colgar un optotipo al lado de la pizarra, para ayudar los niños a relajar de vez en cuando sus ojos sobre algo conocido antes de «zambullirse» en la pizarra. Obviamente, todo esto va muy bien también para los adultos. Y para quien hubiera leído, cuánto he escrito sobre los principios del método Bates, el papel de la memoria como respaldo imprescindible de la visión natural debería emerger con evidencia.